jueves, 25 de septiembre de 2008

NOS ABURRIMOS EN LA CIUDAD 1

En 1953 Gilles Ivain publicó el Formulario para un nuevo urbanismo, documento maravilloso que trazó una de las lineas maestras de la actividad letrista, y como los situacionistas reconocieron más tarde, guardaba ya la semilla de una nueva concepción del mundo.

"Nos aburrimos en la ciudad, ya no hay ningún templo del sol. Entre las piernas de las mujeres que pasan los dadaístas hubieran querido encontrar una llave inglesa y los surrealistas una copa de cristal. Esto se ha perdido. Sabemos leer en los rostros todas las promesas, último estado de la morfología. La poesía de los carteles ha durado veinte años. Nos aburrimos en la ciudad, tenemos que pringarnos para descubrir misterios todavía en los carteles de la calle, último estado del humor y de la poesía.


Baños de los Patriarcas
Máquinas de charcutería
Zoo de Nuestra Señora
Farmacia deportiva
Alimentación de los Mártires
Hormigón translúcido
Serrería Mano de Oro
Centro de recuperación funcional
Ambulancia Santa Ana
Café de la Quinta Avenida
Calle de los Voluntarios Prolongada
Hostal familiar en el jardín
Hotel de Extranjeros
Calle Salvaje

Y la piscina de la calle de las Nenas. Y la comisaría de la calle de las Citas. La clínica quirúrgica y la oficina de empleo gratuito del muelle de los Orfebres. Las flores artificiales de la calle del Sol. El Hotel de los Sótanos del Castillo, el bar del Océano y el café de Ir y Venir. El Hotel de Época.
Y la extraña estatua del Doctor Phillippe Pinel, benefactor de los locos, en las últimas tardes del verano. Explorar París.

Y tú, olvidado, tus recuerdos asolados por todas las consternaciones del mapamundi, encallado en las Cuevas Rojas de Pali-Kao, sin música y sin geografía, sin ir ya a la hacienda donde las raíces piensan en el niño y el vino se acaba en fábulas de almanaque. Ahora se acabó. Nunca verás la hacienda. No existe.

Hay que construir la hacienda."

Hoy nos seguimos aburriendo en la ciudad. Aquí nuestra compilación de carteles callejeros que todavía portan algo de humor y algo de verdadera poesía. Habrá varias tandas.




"Té con limón". Un nombre insuperable para una tienda de muebles. Cerca del barrio de Prosperidad, en Madrid.

"Frutos secos Los granos de la vida". Hermosas licencias poéticas, en Lavapies.

"Multiprecio Oscarcito". Para las compritas. En Bellreguard, Valencia. Foto enviada por Silvia.

"Minerales mágicos". Donde compraban druidas, duendes, meigas y otros brujos. Detrás de la Plaza de Espaañ, Madrid.

"Taberna angosta". Vivan los adjetivos. En La Latina, Madrid.

"Extintores Killer". Para gente con ganas de mezclar a Terminator y al bombero que llevan dentro. En Arica, Chile.

"Evulocionando hacia la perfección" Ya lo decía Nietzsche. Después del autobús vendrá el superautobús. En San José del Maipo, Chile.

"Pradillo. Suavipies. Dulce Caminar". Suavipies. Neologismo sólo superado por besonrisa. En la calle Magdalena, Madrid.

"Hotel Patilla". Rompiendo el hielo. Por un mundo donde los hoteles pueden llamarse "Somier", "Porexpán", "Centollo". Cerca de Valencia.
"Lámparas Años Luz". Saliendo del armario. Las tiendas tipo " Grifos Agua Bendita" o "Gasolinera Marea Negra" ya lo tienen más fácil. En la Calle Irrarazaval, Ñuñoa, Santiago de Chile.